viernes, 26 de abril de 2013

Reflexión sobre la ley de Centros de Estudiantes (léanla toda)



Cuando analizamos el espíritu de esta ley y los argumentos de los diputados podríamos inducir, sin temor a equivocarnos, que, «mientras más jóvenes accedan a la política, mejor será la política», que sería lo mismo «más, es siempre mejor cuando se trata de jóvenes en la política».
No puedo dejar de puntualizar, que en ninguna parte del proyecto se prevé quiénes podrán acceder a los Centros de Estudiantes, quizás sea , porque el proyecto está escrito por chicos de secundaria ,que pueden haberse olvidado de esto, o tal vez sea, porque si se ponen condiciones para acceder a los Centros de Estudiantes, estaríamos yendo en contra del concepto que tenemos de Democracia, lo digo porque, últimamente, a la palabra Democracia se la está utilizando, como sinónimo de acceso masivo y directo a los órganos del Estado, o como acceso masivo y directo a los servicios del Estado.
Noto que se da por supuesto, que todo chico que integre un Centro de Estudiantes, está dispuesto a asumir la responsabilidad  que eso implica y que no está ahí, por el solo afán de representar a sus compañeros, de sentirse importante, etc.
            Ahora bien, creo firmemente, que el acceso de jóvenes a los sistemas democráticos, como son los Centros de Estudiantes, es muy favorable, pero, no obstante, creo que se deberían tomar algunos recaudos con respecto a quienes pueden formar parte de estos Centros de Estudiantes. No alcanza con el solo hecho de mostrarse interesado por formar parte de un Centro de Estudiantes, ya que ese interés, puede verse motivado por miles de razones que distan del interés por la política en su máxima esencia. Esta posibilidad de verse interesado en formar parte de un Centro de Estudiantes sin que nos “guste” la política, aumenta en la medida que baja la edad del militante. A lo que me refiero, por ejemplo, es a que, un chico que va a la secundaria y tiene 15 años, podría querer formar parte de un Centro de Estudiante, porque su mejor amigo forma parte de él y no porque tiene intenciones de reflexionar acerca de que es lo más favorable  para su sociedad, me atrevo  a decir, que un chico de esa edad, no debería cargar con el peso de reflexionar esas cuestiones.
También sé que la realidad de las actividades políticas de un centro de estudiante en un colegio secundario, no es la misma que la de un Centro en una universidad  y no es la misma que la de un partido político. Resulta claro que la política es algo que evoluciona paulatinamente en una persona y que mientras más temprano se desate ese interés por la comunidad, mejor será el nivel del futuro político.
            Un chico en esta etapa de la vida, la secundaria, debería ser estimulado para formar su mente, para poder hacer reflexiones sobre la conveniencia y lo favorable para una sociedad, en un futuro no muy lejano. No digo que un adolescente no es capaz de derechos, digo que está en la etapa en que su mente es una máquina de procesar información y que esa etapa debe ser aprovechada para instruirse y educarse. Que quede claro, que no estamos hablando de la edad (14, 15, 16 años), sino de la etapa de sus vidas y del interés de los chicos, también es importante resaltar, que no todos los chicos están listos para tomar decisiones sobre cuestiones importantes y asumir las consecuencias, aunque podrían ir desarrollando aptitudes para eso.
            ¿Estoy diciendo que están mal los Centros de Estudiantes en las secundarias?
No, para nada, son muy favorables, porque quizás, uno de cada diez chicos (no tengo estadísticas, estoy estimando), se verá interesado en la política verdadera, y que un joven, a esa edad, se interese en la política significa que es un potencial futuro líder y patriota,  siempre que su interés sea genuino y no se vea interferido por intereses de los adultos de su entorno o de su entorno en general, algo que es muy difícil de impedir en los adolescentes que, naturalmente, por su edad, son una esponja de influencias.
No estoy en contra de los jóvenes en la política, estoy en contra del acceso deliberado de personas a la política y a favor de concientización de los chicos en cuanto a su rol como ciudadanos. Logrando jóvenes ciudadanos (que no es lo mismo que habitantes), nos garantizaríamos buenos políticos.
            Me tomo el atrevimiento de citar un hecho histórico que servirá de analogía: Cuando en 212 dc el Emperador Caracallas le otorgo la ciudadanía Romana a todos los habitantes del territorio del gran Imperio Romano, fue el inicio de su fin. El hecho de que todos, deliberadamente, tengan la ciudadanía romana, hizo que los valores republicanos y patriotas que mantenían al imperio, se desvanezcan, debido a que multitudes de hombres de otras nacionalidades y por ende, con otros valores y costumbres, adquieran la ciudadanía romana y con ella, el derecho de formar parte de los comicios, de los ejércitos, etc... La cantidad no mejoro al Imperio, que perdió su calidad de ciudadanos valerosos y republicanos.
(Aclaro para que no haya confusión, en el 212 dc ya no existía República Romana como tal, sino que era un Dominado, pero las instituciones republicanas y el derecho, seguían atenuadamente existiendo. Tampoco este fue el único factor que derrumbo al temerable Imperio. No es mi intención hablar de Historia.)
            Con esta pequeña anécdota histórica, lo único que quiero resaltar, es que la calidad no debe ser algo que debe descuidarse por el afán de hacer honor a la, mal entendida, palabra Democracia, simplemente estoy diciendo que debemos motivar a nuestros chicos a que se interesen genuinamente en la política. No abrirles las puertas para que pasen y después dejarlos librados al azar (o al acecho).
No quiero que malos intencionados tergiversen mis buenas intenciones diciendo que estoy haciendo apología al voto calificado o cosas así. Simplemente estoy haciendo mi democrático aporte a la sociedad y como soy un simple estudiante, podría estar equivocado, incluso existe mucha probabilidad de que lo esté, pero estaré feliz si algún lector por lo menos reflexiona y confirma sus posturas.
Quiero recordar que Democracia no tiene nada que ver con igualdad, la única igualdad que admite la democracia es la igualdad de derechos, es decir, la igualdad de oportunidades, y, por supuesto, si existe igualdad de derechos existe igualdad de obligaciones, porque con cada derecho hay una obligación, algo que los que hablan de derechos olvidan de contarnos.
            Los que creen que con dictar clases, recomendar bibliografía y tomar exámenes, en la escuela, es suficiente, se equivocan, eso es lo que hoy pasa y creo que no alcanza. La escuela debería reforzar y complementar los valores que los chicos traen de la casa, he aquí otro problema, la educación política comienza en la casa,  no hablo de política partidaria, hablo de genuina y legitima política, la que surge de tener ciudadanos forjados con valores y virtudes. No olvidemos que los padres, también fueron a la escuela y que la escuela tuvo que haberlos formado como buenos ciudadanos y que, a su vez, los alumnos algún día serán maestros (o dirigentes). Lo que significa que no se trata solo de redactar leyes, sino que hay que hacerlas eficientes. Todos estamos en este gran círculo (la sociedad) y  por consiguiente, depende de todos que todo salga bien.
La Política es necesaria, los jóvenes en la política son necesarios, pero algo más necesario es la educación de los que se interesan en política. La educación es lo único que nos garantiza que los partícipes de la política no actúen como ovejas de un pastor que las guía y los partícipes somos todos.
                                                                                 

domingo, 21 de abril de 2013

La sociedad segmentada

Sin ánimos de entrar en una discusión filosófica  sobre los orígenes de la sociedad, creo que en lo que  todas las teorías concuerdan, es en que uno de los objetivos de toda sociedad, es la protección de sus miembros y el aumento de su calidad de vida.  Si los ciudadanos, familias y grupos, al formar parte de la sociedad encuentran en vez de auxilio, estorbo, y en vez de defensa, disminución de sus derechos, terminan aborreciendo en lugar de desear la sociedad.
Precisamente, es en este punto donde debemos  reflexionar.
Seguramente,  todos hemos notado, durante los fines de semana, las ganas de alejarnos de la ciudad,  ganas de ir a algún lugar lejos del ruido y del trabajo, cuando en realidad, no hace tantos años, la gente corría del campo a la ciudad.  El campo era sinónimo de mala vida y la ciudad de placeres y confort.
Desde luego, no estoy confundiendo sociedad con ciudad; creo que la ciudad sigue siendo confortable pero que últimamente las personas quieren huir de las personas (de la sociedad).  Es así, que se están conformando  muchos grupos de pocos integrantes con intereses en común.  Esto implica una segmentación de la sociedad como tal y deja de ser una comunidad tendiente al bien común para convertirse en un conjunto de grupos con bienes particulares.
Los que creen que la suma de los intereses particulares es igual al bien común, están equivocados.  El Bien Común no es la fuerza resultante de sumar todos los otros vectores.  Al contrario, mientras más intereses particulares y distintos existan en una sociedad, menos factible es el Bien Común.  Por supuesto, que estamos hablando en términos ideales y siempre existirán intereses particulares.  Pero el Bien Común no va en contra de los intereses particulares.  El Bien Común es un conjunto de medios que garantizan que los integrantes de una comunidad puedan cumplir sus intereses particulares.  ¿Qué tiene que ver el Estado en todo esto?  El Estado debe desvelarse por proporcionar los medios (El Bien Común).  Surge de esto que el Estado para cumplir con el bien común, no ha de dar alimentos, vivienda y vestido individualmente a cada hombre,  ni educarlo directamente, sino ofrecer los medios suficientes para que cada hombre con su propia iniciativa consiga qué comer, con qué vestirse, dónde vivir y cómo educarse.
Actualmente han desaparecido algunos peligros, ya no nos juntamos para que no nos ataquen otros grupos como en la antigüedad.  Pero enfrentamos peligros muchos más graves, peligros internos, entre integrantes del grupo; esto hace a la segmentación.  Surgen intereses particulares y distintos entre los integrantes de una sociedad y no existe ningún otro bien más importante que los aúne y dirija.  Este bien principal y padre de los demás bienes, varía según el contexto histórico. Antes fue la Independencia, después la Organización Nacional, luego la Democracia, ¿y hoy?  Hoy no tenemos objetivo.  Somos un montón de consumistas, egoístas que solo queremos dinero porque creemos (y nos enseñaron) que más dinero es sinónimo de mejor vida y así nos pasamos la vida trabajando y envidiando a los que por diversos medios (no siempre legales) han llegado más rápido a conseguirlo.  Y así nos  apartamos más y más de un objetivo principal, sol de nuestra Patria y la sociedad se sigue segmentando hasta que estemos nuevamente como en la prehistoria, grupos parentales que caminamos por el mundo en busca de sobrevivir.
Estamos en plena regresión social y si seguimos esperando que  la historia señale a un salvador, vamos a perder lo poco que nos queda. Es hora de juntarnos y elegir un objetivo.  Creo que no nos va a costar ponernos de acuerdo, para ello necesitamos dialogar.  Si todavía no nos pusimos de acuerdo es porque hemos perdido el buen hábito de sentarnos a charlar.  Es porque nos hemos peleado entre hermanos Argentinos y porque nos olvidamos de los laureles que nuestros antepasados SUPIERON conseguir.
El primer objetivo debe ser darnos la mano, mirarnos a la cara y jurarnos no parar hasta ver unida a la Argentina. Prometernos que nunca más vamos a pelearnos por cuestiones partidarias y jurar que vamos a educar a nuestros hijos para que las próximas generaciones no cometan los mismos errores que nosotros.  Para que nunca más la Nación se divida, para que nunca más la mediocridad camine por las calles y entre al cuarto oscuro.  Que nuestros hijos estudien  cuando tengan que estudiar y voten cuando tengan que votar, pero siempre con Libertad y Voluntad propia.  Sin influencias ni doctrinas.
Lo único que puede frenar esta segmentación, es que cada uno de nosotros tome conciencia de su rol social y de lo importante que es en una sociedad. De esta forma pasará de ser un simple habitante del territorio para ser un Ciudadano Argentino.  Cuando todos seamos ciudadanos seguirá habiendo grupos con intereses particulares pero paralelos al Bien Común, por lo que no serán segmentos, sino partes de nuestra Nación. Ese día la suma de las partes no podrá superar a la totalidad.
                                                                   Por Guido Muchiutti.