Hace algunos días realice una pequeña encuesta en Instagram
con la siguiente pregunta: ¿La verdad es solo una mentira bien contada? Los
participantes podían responder por Sí o por No. Como no soy una persona popular
y tengo pocos seguidores, visualizaron la encuesta solo 148 personas, de las
cuales eligieron participar solo 31. 18
de esas 31 personas piensan que la verdad es solo una mentira bien contada y 13
piensan que no es así. Es decir, el 58% respondió SI y el 42% respondió NO.
Dicho esto me propongo hacer una breve reflexión al respecto
y antes de partir me parece propicio hacer dos aclaraciones. La primera es que 31 personas encuestadas representan una
muestra muy pequeña como para aventurar conclusiones generales. Y la segunda
(consecuencia de la anterior) es que todo lo que diga es una opinión que como
acabo de indicar no se sustenta en un procedimiento científico adecuado.
¿Y qué importa si mi reflexión está bien argumentada? Quizás
si me esfuerzo lo suficiente les cuento bien una mentira…
Lo cierto es que reducir la respuesta de esa pregunta a una
dicotomía tan simple, sí o no, es casi
una herejía. Asumo la culpa, fue a propósito, fui yo, yo dividí la población
entre los relativistas y los que creen en absolutos. Mi opinión al respecto está en el medio y es
injusto que no haya colocado esa opción, quizás las 117 personas que vieron la
encuesta y no participaron eran partidarias de la respuesta “Ni lo uno ni lo
otro”.
Pienso que “la verdad” es un consenso porque la única forma de que dos
personas hablen de lo mismo y coordinen acciones, es a través de un lenguaje en
común y el lenguaje es un consenso. Por ejemplo, todos los que hayamos recibido
“la misma educación inicial” que la
sociedad en su conjunto “ha consensuado”
brindarnos mediante las instituciones educativas, sabemos que 1 + 1 es 2. Ahora
bien, si una persona no va a la escuela y crese escuchando canciones de Joaquín
Sabía, cuando le preguntemos sobre 1 + 1 nos dirá que no es igual a 2. (Escuchar
la canción “Sin Embargo” de J.S.).
No creo que la verdad sea una mentira bien contada. Si por
un momento asumo que la verdad es solo una mentira bien contada, entonces
existiría una única rama del conocimiento, la del Marketing,la Oratoria, etc… Y
no se enojen los profesionales del marketing, pienso que cada uno elige entre
contar la verdad o contar buenas mentiras a la hora de posicionar un producto. Dije eso bajo el supuesto de que la verdad es una mentira bien contada.
Y en este punto quizás estén pensando en el auge que tuvo en
los últimos años la ciencia del Marketing potenciada por las redes sociales.
Bueno… esa es la prueba de que cada vez son más los que aceptan que la Verdad
es solo una mentira bien contada. No
estoy negando el postulado sofista de que el hombre es la medida de todas las cosas,
de hecho pienso que es así. Solo digo que tenemos que ser celosos de las ideas que acatamos
sin someter a un pensamiento crítico. Porque al aceptar que la verdad es una
mentira bien contada, estamos estimulando la industria del bien decir, la de solo formas
y no contenidos, del mucho ruido y las pocas nueces.
El primer consenso que debemos hacer es el de la Verdad. ¿Qué
es la Verdad? me gustaría proponer que nos pongamos de acuerdo en que la Verdad
es ante todo un compromiso. Un compromiso que hace quien la emite con su
audiencia. Si pensamos de esa forma respecto a la Verdad, la industria que
vamos a estimular es la de la responsabilidad. Porque el que esté dispuesto a
enarbolar una Verdad va a tener que estar listo para exponer sus argumentos,
los cuales podrán ser validos o inválidos, pero
al menos tendrá el compromiso de buscar argumentos antes de hablar.
No existen ideas inocentes cuando se habla de Verdad, porque
es una de los conceptos basales de una sociedad. Elijan ustedes con qué reglas
de juego quieren participar de la sociedad, si con las que benefician a los que
saben hacer lindos cuentos o los que tienen buenos argumentos.
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